Por qué la dieta que te pasó tu amigo no sirve

Almendra

Quieres bajar de peso, faltan pocos meses para el verano y cada día empiezan a entrar en tu mente más pensamientos de querer verte bien. ¿Qué haces?

Tienes algunas opciones. Primero, ir por lo que tengas más a la mano -que resulta siendo también lo más barato-, preguntarle a alguna amistad. Acudes a ella porque sabes que hace un par de meses hizo una dieta, fue al gimnasio y le fue bien. En segundo lugar, puedes entrar a Google y poner “dieta para bajar de peso”. Encontrarás un sin fin de artículos, videos, páginas y aplicaciones que prometen hacer que llegues a tu objetivo, algunos buenos y otros no tan buenos. Finalmente, puedes optar por los servicios de un profesional de la nutrición que le ha dedicado como mínimo varios años de su vida a conocer lo necesario para que llegues a tu objetivo de la mejor manera.

 

 

¿Por qué preguntarle a tu amigo es tu peor opción?

La respuesta puede ser desglosada en varias partes, así que préstale atención a cada una de ellas. 

 

1. Tu amigo no tiene las mismas características que tú:

Uno de los factores principales para que un plan alimenticio sea efectivo para ti, es que sea hecho para ti. ¿Simple no? Vayamos más allá. Esto quiere decir que, por ejemplo, si quieres bajar 10 kilos, no vas a consumir 8000kcal al día (asumiendo que no pesas tanto como para que esto sea óptimo, pero la mayoría de los lectores no está en ese caso). Obviamente, esto es porque para bajar de peso necesitas tener un déficit calórico. Una explicación muy sencilla de un déficit calórico es que si tu cuerpo quema 1000 calorías en un día, tomando en cuenta todas las actividades físicas que realices, si consumes por decir 800 calorías, generarías un déficit calórico de 200 calorías. 

 

Regresando al punto, ¿ya puedes ver en qué influye esto? ¿Qué tal si tu amigo tiene características muy distintas a las tuyas? Tú tienes 29 años, pesas 72 kilos, mides 1.89m y eres ectomorfo. Tu buen amigo tiene 32 años, pesa 99 kilos, mide 1.82 y es endomorfo. Podrá tener todas las buenas intenciones del mundo pero no es lo óptimo para ti. De manera simple, lo que es bueno para él no necesariamente es bueno para ti. Una analogía es que a un Ferrari no le puedes poner aceite de motor de un Nissan (o viceversa) y esperar que tenga el mismo rendimiento. No porque uno sea mejor que el otro, simplemente porque son diferentes.

 

Ahora, si el amigo en el que estás pensando tiene tus mismas características, dirás que los dos últimos párrafos no son válidos y que tu mejor opción es preguntarle, dado que ahorrarás plata y tienen mucha confianza con él. Antes de empezar tu super dieta, pregúntate qué tantas similitudes tienes con él. Probablemente solo estés considerando los 4 factores que se mencionaron arriba (edad, peso, talla y somatotipo). Si es así, estás dejando de lado decenas de factores imprescindibles para un buen plan alimenticio. Solo por citar algunos: 

 

  1. Nivel de actividad física
  2. Horas de sueño
  3. Objetivo
  4. Nivel de estrés
  5. Otras medidas corporales, sobre todo de exámenes de laboratorio (colesterol, hemoglobina, glucemia, etc.)

 

Estos son algunos de los parámetros que siempre deben ser considerados para la elaboración de un plan alimenticio personalizado y que garantice los objetivos del que lo consume.

 

2. Tu amigo no es profesional:

La sección anterior tuvo como punto básico que tú y tu amigo probablemente sean diferentes en mucho más de los que te imaginas. ¿Por qué, al momento en que conversas con él, no mencionó las otras variables necesarias, como por ejemplo las 5 que se enumeraron? Simple: porque tu amigo no es profesional. 

 

Esas pocas que leíste arriba son probablemente las más básicas y conocidas, pero hacer un plan alimenticio solo en base a ellas no es suficiente. Quien te contará cuáles son suficientes y necesarias para tu caso específico es un profesional de la nutrición. Esta persona ha realizado cursos en diversas áreas relevantes a lo largo de varios años para que llegues a tu objetivo de la mejor manera. Por ejemplo, debería conocer sobre temas como biología, química, medicina, fisiología, alimentación, psicología, por mencionar algunos. Ninguno de estos campos es simple y sus entornos son tan extensos que hasta el día de hoy siguen habiendo preguntas sin responder en cada uno de ellos.

 

Por ejemplo, en el tema psicológico, un profesional sabrá muy bien qué hacer cuando te sientas ansioso por no haber bajado el peso que pensaste que ibas a bajar en el primer mes. O, por otro lado, cómo reaccionar cuando estás muy motivado y bajaste el doble de lo que estimaron que bajarías en el primer mes. Luego, en el tema alimenticio, es conocer las propiedades físicas y nutricionales de cada alimento y cómo elaborar una combinación adecuada para que llegues a tu objetivo, en base a tus características personales (lo descrito en el punto 1). Saber la cantidad de micronutrientes de cierto alimento y por qué sí o por qué no combinarlo con otro en una cena quizás podría ser el factor clave de un buen plan alimenticio. Para ejemplificar esto, ¿sabías que la fibra y el café inhiben la absorción de hierro, y que la vitamina C promueve su absorción? Es muy poco probable que tu amigo considere este tipo de cosas al momento de pasarte una dieta, así que tómalo en cuenta.


3. Tu amigo no te dará un seguimiento en el proceso:

Para este punto es importante que te imagines que ya tienes el la dieta en tus manos, después de haber pasado por todo el proceso de convencimiento y demás.

 

Listo. Conversaste con él, le contaste qué es lo que quieres, cuándo quieres empezar. De hecho tu amigo decidió ir un poco más allá y como le caes bien adaptó un poco su dieta para ti: te pidió tu peso y altura y varió un poco a las cantidades de las porciones de la dieta. Lo conseguiste, tienes un plan alimenticio “personalizado”. ¿Total es para ti verdad?. En fin… lo analizas y ves que hay algunas cosas que no te gustan o que no se adaptan a tus horarios, y haces una pequeña lista de las cosas  que preferirías que cambien. No se las dices a tu amigo porque no quieres incomodarlo más, y no es su responsabilidad estar detrás de ti. 

 

Pasa la primera semana y tienes los típicos altibajos de motivación. Arrancaste el plan con todo, incluso te metiste al gimnasio porque tu amigo te lo recomendó, y de hecho ya sabías que además de la nutrición el ejercicio es vital para bajar de peso. Hace tiempo que no estabas tan motivado de empezar algo, y los últimos 7 días te despertaste con el pie derecho en cada uno de ellos. La comida del plan está rica, algo variada, y confías en que con esa dieta llegarás a tu objetivo muy rápido.

 

Día 8. Hoy fue el primer “bajón”. No sabes por qué pero te sentiste desmotivado después de almorzar. Agarraste tu teléfono para llamar a tu amigo pero no contestó, así que le escribiste por Whatsapp. Pasaron las horas y en la cena te tocaba un plato que no te gustaba ni te disgustaba; lo comiste igual. Tu amigo contestó al día siguiente y dijo que estaba ocupado, que perdón y que era normal sentirse más. No contestó después de eso.

 

Día 30: Tuviste varios de esos episodios de baja motivación, ansiedad e incertidumbre en el primer mes. Llegado este día te olvidas de todos esos momentos porque bajaste 1 kilo, nada mal. Celebras con una cerveza helada. Horas después empiezas a sentir que esa cerveza va a eliminar todos los efectos positivos que tuviste en el mes, que ese kilo que bajaste ya lo subiste y que tu amigo nunca te ayudó como querías. ¿Qué más esperabas de él?

 

La moraleja de esto es bastante sencilla: tu amigo es tu amigo, no es una persona que estará detrás de ti día a día para asegurarse que te sientas bien en el proceso. Tu amigo te hizo un favor, no te brindó un servicio. 

 

Un profesional de la nutrición no hará que pases por esto. Su deber empieza en el momento que agendas la primera consulta con él y termina cuando llegas a tu objetivo, si no es luego. Ha sido capacitado en diferentes aspectos que son vitales para que llegues a ese objetivo de la mejor manera (ver punto 1). De haber realizado tu plan con ayuda de un profesional, probablemente:

 

  1. Hayas bajado más de 1 kilo en ese mes
  2. No hayas sentido esos malestares psicológicos a lo largo de ese mes
  3. Hubieras comido cosas más ricas
  4. Te hubieras sentido acompañado 



Habiendo leído esto ya sabes que pedirle la dieta a tu amigo no es la mejor opción. Recuerda: lo barato sale caro.

 


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Soy nutricionista